sábado, septiembre 24, 2005

Retar a los políticos

La dignidad del político

La actividad política en un país es muy necesaria. Bien ejercida, la considero digna y loable por su componente de entrega y de servicio a la ciudadanía. Analógicamente, la comparo al ejercicio del sacerdocio por su alta dosis de generosidad y sacrificio. Creo profundamente en ella si está realmente al servicio de los demás. Ojalá la sociedad recupere la esperanza en los políticos. La labor política, para ser auténtica y convertirse en una vocación, ha de partir de principios éticos. Hemos de recuperar el entusiasmo por dicha vocación.

Pero, cada mañana, cuando leo los periódicos y algunas noches, cuando sigo los debates que afectan al equilibrio social, me surgen las dudas. Me pregunto: realmente, ¿los políticos son conscientes de lo que supone hacer política? Y si no es así, ¿por qué se dedican a ello? Teóricamente, sobre el papel todo queda muy claro, están al servicio del ciudadano. Pero su vida y sus inquietudes van por otro lado. ¿Cómo tienen la osadía de dedicarse a tal oficio si entre sus intereses y lo que ocurre en la sociedad hay un profundo abismo? Muchas veces me pregunto si han perdido el norte. Constatamos una profunda crisis, no tanto de la política en si, como de los políticos. Cada vez se da un mayor distanciamiento entre la sociedad y el mundo político. Nuestros representantes están cada vez más lejos de las necesidades reales de los ciudadanos.

Estamos afrontando una perversión gravísima de la política, que se produce cuando ésta se ideologiza en función de intereses económicos. Ya no se trata de ser de izquierdas, de derechas o de centro. El auténtico político, dejando aparte aspectos subjetivos e ideológicos, sabe hacer un pausado análisis de la realidad. Cuántos conflictos se generan por mantener posturas cerradas creando una innecesaria confusión que desorienta al ciudadano. Muchas veces vemos por los medios de comunicación absurdas peleas mediáticas que, en el fondo, dejan entrever un pulso enfermizo para ver quién detenta el poder. Los políticos hablan de la importancia de trabajar en redes y establecer alianzas, es decir, crear una cultura del trabajo en común. Pero ¡qué lejos están ellos de dar ejemplo! Pueden más las ideas que el trabajo en equipo y, en el fondo, pasan por delante del mismo valor de la persona y sus necesidades.

Me preocupa que hayan perdido el norte, pues las consecuencias pueden ser enormes. Jugar a ser Dios es muy peligroso porque, entre otras cosas, no participamos de su bondad absoluta. Este escrito quisiera ser una alerta para aquellos que van en una dirección errónea.

Política con valores

¿Qué considero que tendrían que tener los políticos? Primero, deberían saber respetar profundamente la libertad de los demás: hacer política no es instruir sobre nuestras formas personales de entender la vida. No es correcto manipular a la masa social imponiéndole sus ideas. No se trata de hacer un buen marketing para conseguir el poder, se trata de ser buenos políticos, que crean profundamente en su vocación y en su horizonte tengan muy claro el bien real de la persona. A menudo, con su forma de hacer, están creando una grave fragmentación social. Hablan de educación sin saber de lo que hablan, hablan de sanidad sin saber de qué se trata, hablan de derechos humanos sin tener claro un referente moral, hablan de economía sin entender que ésta debe estar al servicio de la sociedad y no de su bolsillo. Hablan de medio ambiente y viajan en lujosos coches, hablan de política sin saber de historia, de sociología y en, definitiva, hablan de sus ideas sin tener muy clara su semántica.

¿Podríamos hablar de un código deontológico de la política? No todo el mundo sabe ni tiene vocación de político, aunque le guste jugar en sus arenas. El político ha de ser un profesional y una persona vocacional. Si no es así, es mejor que se aparte y que no fragmente más a la sociedad. Urgen personas con valores, vocación y una sólida formación que se dediquen a la política para barrer la mediocridad y devolver la dignidad a esta profesión.

No hay comentarios: