domingo, diciembre 04, 2005

Leyes y religión

Frivolizar la ley

Ante la agitada crispación del escenario político, uno se pregunta: en la carrera hacia el poder, ¿vale todo? Los políticos, ansiosos por ganar, utilizan todas sus armas para llegar al poder y mantenerse en él al precio que sea. Desde un punto de vista sociológico comienza a ser grave la fragmentación social que esto produce. Las discusiones estériles pueden llegar a provocar una inestabilidad en los diferentes sectores sociales, desorientándolos por falta de un discurso intelectual coherente.

Sociólogos e historiadores manifiestan con sorpresa la hiperactividad en la actividad legisladora de los políticos. Muchos nos preguntamos: ¿qué está ocurriendo? ¿No están los políticos frivolizando, jugando a hacer leyes, como un niño juega a hacer castillos de arena en la playa? ¿Han descubierto un nuevo filón para mantenerse en el poder? ¿Se trata de legislar por legislar? ¿Tan baja autoestima tiene la sociedad que necesita normativizarlo todo? ¿O es que no creen en la capacidad madura y adulta de la sociedad de autorregularse a partir de valores éticos? ¿Tienen miedo los políticos a la sociedad civil estructurada, a la libertad de sus ciudadanos, a sus creencias religiosas?

No se puede legislar como aquel que juega un partido de fútbol. Caer en la ambigüedad de la ley y utilizarla en función de unos intereses es matar la libertad, que tanto predican. Utilizar el talismán de la libertad al servicio de una retórica vacía es un sin sentido para mantenerse en el poder y engañar al ciudadano. El mal uso del concepto libertad pone al descubierto la mediocridad de la clase política y la palpable embriaguez que se deduce de sus acciones. La sociedad no es un parvulario ni los ciudadanos párvulos que necesitan nuevos mandamientos para ser dirigidos. La sociedad está formada por personas libres y responsables. Las palabras democracia y libertad son las más utilizadas, pero también las más manchadas. Percibo en la clase política un grave problema de identidad psicológica que le impide gobernar correctamente.

Política y religión

Quitar la religión de las escuelas, ¿es buena idea? ¿No están convirtiendo en una religión la política, cuando tanto la critican? Por lo que estamos viendo, la clase política se enfrenta a una parte de la sociedad que piensa y que tiene una sólida formación religiosa con un discurso filosófico bien estructurado.

Ellos van de nuevos Mesías. Querer quitar la religión es una equivocación que revela la tremenda inseguridad de los políticos y su enorme desconocimiento filosófico y científico del hecho religioso. Arrancar la religiosidad de la estructura esencial del hombre muestra una gran ignorancia antropológica y una falta de rigurosidad histórica y científica. El fenómeno religioso no se puede erradicar de las mismas entrañas del ser humano. La religión ha marcado la concepción de nuestra cultura occidental y los valores que la estructuran, y esto no se puede negar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado sr. Iglesias:

Me gustaría matizar que lo que se quiere legislar no es la erradicación de la religión de las escuelas, ni eliminar la religión del currículum; lo que se pretende es garantizar que el no creyente no se vea forzado a portar en su carga lectiva una asignatura que no obedece a un hecho científico, sino a un hecho más bien cultural. Yo , como agnóstico, veo conveniente poner en conocimiento de las nuevas generaciones el hecho religioso, sea de raíz cristiana o de cualquier otra naturaleza, sin imponer un mal encubierto (como de hecho ha sido hasta ahora y yo he sufrido en mis carnes)proselitismo. A partir de mis propias vivencias se lo explico:

- Soy de familía católica practicante, y mis padres decidieron que yo debía conocer el catolicismo en la escuela. Lo cierto es que , en principio, la curiosidad y los valores que mis padres me habían inculcado hicieron que buscase mucho más allá de lo que se me exigía en clase, lo cual también provocó que tuviese información contrapuesta la cual me sumió en el escepticismo agnóstico, menos esperanzador, sin embargo más lógico y realista. Lo cierto es que llegó un momento en que el ánimo proselitista del profesor (y de la comunidad educativa) comenzó a incomodarme, con lo cual decidí (con todas las consecuencias) eliminar la asignatura de Religíon (que en realidad era unicamente la católica) de mi D. Curricular. Cual fue mi sorpresa y desgracia cuando en el colegio no se me facilitaron los medios para cursar una asignatura alternativa que cubriese mi curiosidad por la Ética, negándoseme un derecho escudándose en que únicamente era un alumno y condenándome (a mi) a vagar por la biblioteca (no es que fuese un castigo, pero no era lo que decía la ley ni lo conveniente para mi ni mucho menos lo que yo había solicitado) en aquella hora vacía de contenidos. Incluso los vecinos y amigos de mis padres recriminaron a éstos por mi decisión; mis padres , a pesar de ser católicos, nunca intentaron forzarme , todo al contrario, me apoyaron aún sabiendo que nuestra situación a nivel social se complicaría.

Como puede ver, hay que dar a los chavales la oportunidad de elegir, aún cuando eso quizá los separe un poco más del camino marcado por la Iglesia (el cual respeto profundamente, aún que no esté de acuerdo). No me parecería justo que se eliminase la Religión del currículum , pero tampoco podemos permitir que en un estado que en teoría se conoce por Constitución como laíco (aunque de mayoría católica) las instituciones fomenten la parcialidad hacia una opción religiosa.

Le pido disculpas por mi pobre redacción y por si en algún momento le he podido contrariar en exceso, pero es lo que pienso.

Un saludo

Antonio González